“METALÚRGICOS ALEMANES EN BUSCA
DE MÁS TIEMPO LIBRE”
RESUMEN:
Los
sindicalistas alemanes quieren aprovechar la bonanza económica que atraviesa su
país para reducir considerablemente horas semanales de su trabajo. El sindicato
pide que la flexibilidad horaria no sea monopolio de los empresarios y que los
trabajadores puedan también hacer uso de ella; IG Metall, es un referente indispensable en las
relaciones laborales alemanas.
Los objetivos fundamentales que
plantea el mismo son: que los trabajadores puedan reducir su semana laboral a
28 horas, si así lo desean, durante un máximo de dos años y, feminizar
el sector metalúrgico, en el que apenas el 20% de los trabajadores son mujeres;
además, según la iniciativa
presentada esta semana, los trabajadores que opten por trabajar menos horas por
motivos familiares o de salud recibirían también una compensación.
CLAVES JURÍDICO-SOCIALES DE LA NOTICIA:
A mi juicio,
la clave jurídico-social principal es que atendiendo al mínimo desempleo
establecido en Alemania y al auge del poder económico que subsiste en dicho
país, los trabajadores quieren defender lo mencionado por el Presidente de la
IG Metall: “La salud y la compatibilidad
entre la familia y el trabajo no tiene que depender de la cartera” y velar
más por sus propios intereses; obviamente enfrentándose pues, a la postura
discrepante de los empresarios debida a la pérdida de mano de obra cualificada
que ello supondría.
VALORACIÓN PERSONAL:
No es novedad
que Alemania ha sido considerada un ejemplo a seguir durante los últimos años;
se trata de la economía que se ha mantenido más estable tras el colapso
financiero producido en el resto de países europeos; su productividad y
eficacia hacen, a mi juicio posible que los trabajadores puedan plantear
medidas tan “remotas” para nosotros en la actualidad. Pese a eso, no tengo tan
claro cómo repercutirían estas cuestiones suscitadas en cuanto a la
competitividad en el mercado laboral alemán.
Potenciar y
otorgar mayores condiciones a los trabajadores equivaldría, según mi opinión, a
una mayor productividad, impulsada por la motivación que de éste acto se
conseguiría y, ulterior crecimiento, tanto del consumo como del
enriquecimiento a posteriori del susodicho país del que se trate; tal y como ya
constató Arindrajit
Dube, economista especializado en Economía del Trabajo y Profesor de
la Universidad de Massashussets.
AUTORÍA: MARÍA JOSÉ RUS TRIGO (DTB).
Me gustaría puntualizar compañera que si bien es cierto que Alemania es considerada un ejemplo a seguir por su "estabilidad" económica, no es oro todo lo que reluce, ya que bajo esa aparente estabilidad y eficacia se esconden una serie de cuestiones que hacen que el modelo alemán no sea para nada ningún ejemplo a seguir.
ResponderEliminarSi escarbamos en su modelo laboral observamos como 11 millones de alemanes trabajan a tiempo parcial (los famosos minijobs) y como la desigualdad entre los alemanes no para de aumentar.
Este artículo es clarificador al respecto:
http://ctxt.es/es/20170920/Firmas/15150/alemania-pobreza-desigualdad-merkel-exclusion.htm
Además la UE es una creación a imagen y semejanza alemana, que ha provocado efectos devastadores en la zona euro, concretamente en los países del sur de Europa. Alemania aprovechó el Euro para aumentar aun mas su balanza comercial a costa de estos países a los que abocó a un modelo de desarrollo económico sin bases económicas sólidas, puesto que el ahorro alemán procedente de ese superávit sirvió para inflar la burbuja inmobiliaria de efectos devastadores en nuestro país. Obviamente tenemos que entonar el "mea culpa" puesto que no todo hay que achacarlo a Alemania pero no debemos caer en la trampa de ensalzar un modelo económico que apuesta por la desigualdad.
Juan Alberto Garrido Arroyo (DTA)