viernes, 13 de octubre de 2017


“METALÚRGICOS ALEMANES EN BUSCA DE MÁS TIEMPO LIBRE”



RESUMEN:

Los sindicalistas alemanes quieren aprovechar la bonanza económica que atraviesa su país para reducir considerablemente horas semanales de su trabajo. El sindicato pide que la flexibilidad horaria no sea monopolio de los empresarios y que los trabajadores puedan también hacer uso de ella; IG Metall, es un referente indispensable en las relaciones laborales alemanas.  

Los objetivos fundamentales que plantea el mismo son: que los trabajadores puedan reducir su semana laboral a 28 horas, si así lo desean, durante un máximo de dos años y, feminizar el sector metalúrgico, en el que apenas el 20% de los trabajadores son mujeres; además, según la iniciativa presentada esta semana, los trabajadores que opten por trabajar menos horas por motivos familiares o de salud recibirían también una compensación.

CLAVES JURÍDICO-SOCIALES DE LA NOTICIA:

A mi juicio, la clave jurídico-social principal es que atendiendo al mínimo desempleo establecido en Alemania y al auge del poder económico que subsiste en dicho país, los trabajadores quieren defender lo mencionado por el Presidente de la IG Metall: “La salud y la compatibilidad entre la familia y el trabajo no tiene que depender de la cartera” y velar más por sus propios intereses; obviamente enfrentándose pues, a la postura discrepante de los empresarios debida a la pérdida de mano de obra cualificada que ello supondría.

VALORACIÓN PERSONAL:

No es novedad que Alemania ha sido considerada un ejemplo a seguir durante los últimos años; se trata de la economía que se ha mantenido más estable tras el colapso financiero producido en el resto de países europeos; su productividad y eficacia hacen, a mi juicio posible que los trabajadores puedan plantear medidas tan “remotas” para nosotros en la actualidad. Pese a eso, no tengo tan claro cómo repercutirían estas cuestiones suscitadas en cuanto a la competitividad en el mercado laboral alemán.

Potenciar y otorgar mayores condiciones a los trabajadores equivaldría, según mi opinión, a una mayor productividad, impulsada por la motivación que de éste acto se conseguiría y, ulterior crecimiento, tanto del consumo como del enriquecimiento a posteriori del susodicho país del que se trate; tal y como ya constató Arindrajit Dube, economista especializado en Economía del Trabajo y Profesor de la Universidad de Massashussets.


AUTORÍA: MARÍA JOSÉ RUS TRIGO (DTB). 




1 comentario:

  1. Me gustaría puntualizar compañera que si bien es cierto que Alemania es considerada un ejemplo a seguir por su "estabilidad" económica, no es oro todo lo que reluce, ya que bajo esa aparente estabilidad y eficacia se esconden una serie de cuestiones que hacen que el modelo alemán no sea para nada ningún ejemplo a seguir.
    Si escarbamos en su modelo laboral observamos como 11 millones de alemanes trabajan a tiempo parcial (los famosos minijobs) y como la desigualdad entre los alemanes no para de aumentar.
    Este artículo es clarificador al respecto:

    http://ctxt.es/es/20170920/Firmas/15150/alemania-pobreza-desigualdad-merkel-exclusion.htm

    Además la UE es una creación a imagen y semejanza alemana, que ha provocado efectos devastadores en la zona euro, concretamente en los países del sur de Europa. Alemania aprovechó el Euro para aumentar aun mas su balanza comercial a costa de estos países a los que abocó a un modelo de desarrollo económico sin bases económicas sólidas, puesto que el ahorro alemán procedente de ese superávit sirvió para inflar la burbuja inmobiliaria de efectos devastadores en nuestro país. Obviamente tenemos que entonar el "mea culpa" puesto que no todo hay que achacarlo a Alemania pero no debemos caer en la trampa de ensalzar un modelo económico que apuesta por la desigualdad.

    Juan Alberto Garrido Arroyo (DTA)

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